La consigna es sencilla: escribir un haiku. O dos, o tres, ponele.
La consigna tiene también un porqué, un coso y una trampa, claro. Y como es la segunda vez que la escribo -por razones que no vienen al caso pero que incluyen una ristra de puteadas a la tecnología, al universo y a mí mismo- desarrollaré esas cosas rápidamente. Seguro que la primera vez las escribí en forma brillante. Seguro, eh.
Porqué. En estos días, y desde algún tiempo, a la predilección literaria por el verso libre y la prosa literaria se le ha sumado el desdeño por las formas canónicas de poesía. Rima, estructura y métrica son malas palabras. La consigna pretende explorar cómo estas restricciones y condicionamientos afectan al proceso creativo y el impacto que tienen al hacernos pensar y repensar cada palabra cuidadosamente. Y también, digámoslo, este es un cardumen que tiende a nadar contra la corriente, y ese es un buen porqué.
Coso. El equilibrio y la poesía que emanan de un haiku se consiguen escribiendo un haiku. Faaaah, que claridad, que visión, genio, rey. A ver, digámoslo de otra forma: las reglas del haiku conducen a ese equilibrio, su forma y brevedad llevan a armarlo con cuidado, acariciando las palabras. La propuesta es la experiencia haiku: pensar en la idea el lunes mientras te lavás los dientes, combinar palabras durante todo el martes, olvidarte del asunto el miércoles, el jueves luego de lavar los platos volver a las palabras que hayan ido quedando, y cruzar los dedos para que el viernes un verso aparezca como un eureka gigante golpeándonos la nuca. Que las palabras se derritan en nuestra boca hasta que el verso se revele.
Trampa. Como nos animamos a la poesía canónica pero no queremos parecer noños, escribiremos el haiku siguiendo todas las reglas pero escupiendo al piso para parecer recios. Además -y sobre todo- la consigna es utilizar en el haiku un vocabulario sucio, malas palabras, lunfardo, expresiones no convencionales. Pero sin perder la haikitud, eh. Ojo.
Disgresión. ¿Es "Demoliendo Cerezos" el título que mejor describe al episodio? ¿Podría llamarse "La biblia junto al calefón" ó "Lo cortés no quita lo valiente? ¿Sí? ¿No?
Lecturas. Uno de los grandes objetivos de estas consignas es que las mismas provoquen/impliquen/inspiren lecturas. Y en esta ocasión, haikus clásicos. Por ejemplo haikus de Issa aquí y aquí, y haikus de Bashō aquí.
Bonus tracks. Podrán investigar sobre las formas canónicas de haikus gugleando un poco. Hay algunas variaciones en cuanto a estructura, elijan una y cíñanse a ella (por ejemplo la de 17 sílabas distribuidas en tres versos sin rima, de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente). Respecto a los elementos del haiku copio algunos fragmentos reveladores:
(el haiku) es breve, pero al mismo tiempo profundo; apela al instante, como si quisiera apresarlo o darle cierta pátina de eternidad; se trata, además, de una especie de epifanía, una revelación inesperada respecto de la existencia; por último, en su forma canónica, el haiku hace de la naturaleza, en sus múltiples manifestaciones, una presencia imprescindible de todo ello: el instante, la inspiración, el hallazgo.
Según la tradición, aunque en la actualidad no siempre es así, todo haiku ha de incluir un kigo. El kigo es una palabra o expresión que hace referencia a la época del año en la que se ubica el poema. Sí es algo establecido en los haikus clásicos.
Es habitual que los haikus hablen del entorno natural (flores, animales, árboles, fenómenos meterológicos, paisajes, etc.) o de la vida cotidiana de los pueblos, ciudades y caminos, pero el "yo" siempre queda al margen. El autor no suele hablar de lo que le sucede a él, sino de aquello que acontece frente a él y a su alrededor, convirtiéndose en un simple observador y apreciando lo que le rodea.
Además de su extensión, la otra característica más particular de un haiku es la tradición de construirlos en base a dos imágenes o ideas que se relacionan entre sí.
en el haiku no hay metáfora sino sólo contemplación, contraste, la enunciación de un hecho pero sin el afán de querer convertirlo en otra cosa.
Gobierno choto
en las cuatro estaciones.
Se va a caer.
Sarna con gusto
Calavera no chilla
Dice mi mamá
En el verano
Sudan hasta las uñas.
Voto invierno.
Febo asoma
rayos de luz brillantes,
exultante luz
Espejo azul
como enorme ojo,
la laguna es
El orillero
bajo el cerezo ve,
un buen carpincho
nada tranquilo
y emerge mojado,
amontonado
con sus retoños
camina muy paciente,
tras el cerezo
el verano les da
escenario maternal.
Fluye la vida
entre mis manos
palpitan las semillas
de tus palabras
toda la noche
abrigan mis promesas
las araucarias
en mis orillas
las luces de tus ojos
eran cerezas
Voy a recordar algunas frases que repetían mis mayores, pero tratando de volcarlas al formato del haiku. Como si mi abuelo en lugar de ser vasco hubiese venido de Japón.
Sepan disculpar.
“Pájaro que comió, voló”
Libar del néctar,
fruición para deglutir.
Ave de paso.
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“Pedo con sueño, pedo sin dueño”
En el ocaso
el vaho fétido
va sin cadenas.
Infidelidad Idiota primaveral Pirá de acá