En el velorio están algunas de sus viudas, esas fans que lo han amado, seguido y cuidado al final, amigas entre ellas, sabedoras de las otras, compartiendo a ese barco varado que era el capitán. También están algunos de sus viejos marineros, que cuarenta años después lo seguían visitando para emborracharse con él y recordar viejas aventuras a bordo del carguero. Nadie sabe por qué el capitán se retiró de la marina mercante y puso ese negocio de plantas que era más un hobby que un negocio y como decía, "Poné plantas que vienen minas". También están algunos vecinos, parroquianos del local donde se armaban esas discusiones políticas siempre bajo la tutela del cuadro del General en su caballo pinto, porque Molina era peronista de la primera hora y a veces contaba que en los años de la fusiladora, como llamaba a la revolución que derrocó a Perón, el participó de la resistencia. y daba a entender que había estado en hechos violentos. Y defendía ese peronismo, no el de Menem, un vendido, ni el de los Kirchner medio comunistas. El era peronista de Perón.
Se acercó también otro amigo, Germán Albisetti, que había sido famoso en la época de Alfonsín porque apareció un día rescatado del mar por un barco chino o peruano y decía que había estado siete años en una isla desierta. Muchos enemigos de los derechos humanos lo usaban como prueba de como mentían los izquierdistas inventándose exilios incomprobables. La gente del velorio lo conocía de vista porque cada tanto se encontraban con el capitán y también el último tiempo, cuando estuvo internado lo visitaba seguido y se quedaban charlando y el capitán hacía salir a todo el mundo para charlar a solas con el tipo. Así que lo conocían pero nadie lo quería demasiado.
Mariana, una de las novias de Molina, le dice "El Capitán quería que te lo llevés vos al Asdrubal". Al perro el capitán Molina lo adiestró y puede desde traerte un par de pantuflas hasta seguir el ritmo de un tambor golpeando con las patas. Ella no sabe si Germán va querer quedárselo porque si no ella no tiene problema, pero como era la voluntad del Capitán ellas tienen que cumplirla. Las otras mujeres lo miran, como si de su respuesta pudiera depender algo tremendo. Una dice "Molina dejó definido todo lo que heredamos cada una de las personas que él quería. A todos les tocó algo. Pero a vos te dejó creo que lo que más quería, el Asdrubal." "Bueno, me lo quedo" dice German y lo van a buscar a la casa de Molina, y en ese par de cuadras Mariana no dice una palabra.
Cuando vuelven al velatorio el perro se lanza para adentro y se queda llorando al lado del cadáver hasta que German le dice "VAmos" y el perro le ofrece la correa para que la agarre y se van los dos.
SEguramente Mariana siente pena porque se va el Asdrubal, porque ella quería quedárselo, y otra de las viudas se alegra, "Te lo perdiste forra". Un tercera, más sensata dice para sus adentros "Menos mal que apareció el Germán, no hubiera sido justo que Mariana se quedara con algo que el Capitán no le dió. SEguro terminábamos agarrándonos de las mechas.
Y Germán se va, caminando con el Bronco sin saber que va a hacer con el maldito perro.
Bárbaro, pero tenemos dificultades de entrega. Recién en julio
Que se lo lleve Julio Bárbaro.