Donde convergen Rivadavia e Hipólito Yrigoyen se alza el 4500. No es un edificio común, basta contemplarlo para percibir esa singularidad. Entre las antiguas paredes de sus siete pisos transcurrieron vidas y momentos, historias y tragedias, por más de cien años. En la cúpula que lo corona se soñaron mil sueños. A veces, si se ejecutan ciertos rituales secretos, los habitantes que pasaron por sus amplios ambientes e innumerables balcones aparecen y desafían la memoria de los vivos, que son cada vez menos. Cada tanto uno de nosotros vuelve a casa, saluda a los mayores y se queda para siempre.
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así debe ser