Soy feliz. Me da miedo.
¿Qué pasa cuando todo anda bien?
Y automáticamente empezás a pensar en cómo podés perder ese estado.
Puedo hacer una lista de bendiciones:
tengo mi linda casa, que aunque justa, sólo tengo que preocuparme de no abarrotarla de cosas
tengo mis amigos y familia y todos están relativamente bien y en paz entre sí y conmigo
tengo unos trabajos, unos oficios que me gusta hacer
puedo hacerlos en lugares lindos en medio de la naturaleza lo cual siempre es fuente de felicidad y calma
se me evaporó el cortisol por no trabajar más encerrada en un termo de vidrio y con gente horrible
tengo ingresos varios que me dan libertad
No sé cuánto me durará.
Pero como dicen A no sacar el dedo del renglón.